
Valladolid presume de ser un corpóreo colección al aire libre. La riqueza de los pasos y de las procesiones se mezcla con su valor atractivo y escultural. Una Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional y con más de 500 años de historia.
En Bravo los cofrades, conocidos como papones, desfilan por sus calles en las más de treinta procesiones que crean una gran deseo. Asimismo, el desayuno del Viernes Santo, compuesto por roscas, cardillo, tortilla y mistela, se convierte en el plato estrella invariablemente conducir de la refresco tradicional.
También tiene gran repercusión la desfile de la madrugada de Viernes Santo en Ávila, derredor de la baluarte, y en la que participan miles de personas.
El silencio adquiere gran importancia en Zamora, donde el pasado románico que caracteriza a la ciudad se funde con la delicadeza de las tallas en un recorrido que nos lleva de vuelta al siglo Xii, edad en la que se fundaron las primeras cofradías.
En Palencia, la Unión de Cofrades hace posible la participación de todas las cofradías en las diferentes procesiones al son del arcaico tararú que llama a los palentinos. Los pasos que intervienen en la Semana Santa de Burgos tienen su origen en la Edad Media, asociados a algún gremio: plateros, zapateros o curtidores, en medio de otros.
Por último, en Segovia, las procesiones cobran lustre con la presencia del Ciudadela y la Catedral.
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